Este fin de semana estuvimos con Nina en Roma. El clima era veraniego. La gente feliz. Los italianos graciosos, creativos y originales. Viví en Italia en los 80 cuando era estudiante y hablo italiano muy bien según dicen ellos. La verdad es que lo entiendo y leo mejor que lo hablo, pero eso no me frenó de dar una charla a un grupo de techies en Trastevere sobre la diferencia de crear nuevas empresas en USA y Europa. La charla fue una invitación de último momento organizada via Facebook y Twitter y ocurrió en Trastevere en una librería muy chula en la que daban de comer. El evento fue organizado por Johanna de Frestyl. Frestyl es un sitio que reune a fans con bandas amateurs que está en construcción y el que invirtió mi amigo Joichi Ito.

Lo que dije yo, si has leido mis artículos sobre creación de empresas en España y Europa en general, te lo podrás imaginar. Pero lo triste es lo que contaron los emprendedores romanos. Después de hacer muchas preguntas sobre el start up scene italiano llegué a la conclusión que, aunque en España la economía está peor que en Italia, el mundo de las nuevas empresas de tecnología está mejor. En los últimos 10 años surgieron muchos más start ups en este país que en Italia. Casi diría que me dieron pena los emprendedores ahí reunidos. Cuando hicimos Ya.com, por ejemplo, invertimos 38 millones de euros, la vendimos por 550 millones y 70 millones fueron repartidos entre unos 50 empleados, muchos de los cuales se transformaron en emprendedores y angel investors ellos mismos. De Jazztel también salieron muchos angels. Cabe destacar el caso de Jon Berrojalbiz, por ejemplo, actual CEO de la exitosísima Trading Motion e inversor en muchos otros proyectos. También el de Miguel Salis, ex CFO de Jazztel y hoy consejero delegado de Eolia, la empresa más grande independiente de España en energías alternativas, que ha dado empleo a miles de personas en la construcción de sus numerosos proyectos y que surgió desde la oficina de mi holding Jazzya. También hay muchos casos de otras empresas vendidas con éxito que nada tuvieron que ver conmigo ni con mi entorno. Pero en Italia no parece haber habido casos de gente que haya ganado con planes de stock option como aquí en muchas empresas de tecnología, especialmente si lograron vender en los buenos tiempos. Es así que falta una cultura de pequeños inversores y los emprendedores tienen que pedirle dinero a sus padres o familiares, algo que considero una pésima idea.

Como sabemos, la gran mayoría de los start ups fracasan, pero en Italia el costo del fracaso es enorme. Si una empresa cierra, por ejemplo, porque su producto no tuvo demanda, y esta empresa tiene digamos 100 empleados, los costes para el emprendedor pueden ser brutales. En Fon, por ejemplo, empezamos con mucha gente, tuvimos que recortar la plantilla a la mitad, y ahora que somos rentables hemos empezado a tomar gente de vuelta. Esta situación en Italia nos hubiera arruinado. Me contaron de un caso de una persona que trabajó 6 años en una empresa y se fue con 3 años de sueldo. En este caso, Accenture pudo pagar, pero en el caso de un start up se puede dar la situación de que alguien que trabajó 2 años pida un año para irse y lo consiga. Así, los start ups, que nunca saben cuánta gente van a necesitar, no pueden existir. Además los emprendedores que fracasan son vistos como ladrones, no como gente que trató de crear un buen producto, crear empleo, pero simplemente fracasó. En Italia, como tienen a un presidente criminal, es como que tienen una tendencia de ver criminales por todos lados. En España nos pasa lo mismo pero con la torpeza. Tenemos un presidente torpe y vemos torpeza por todos lados. Pero mejor España. Es mejor un país en el que se entiende que un emprendedor que fracasa era torpe, que crean que era un ladrón. En mi opinión, en la gran mayoría de los casos, los emprendedores que fracasan no son ni torpes ni ladrones, sino que son simplemente emprendedores, gente que realiza una actividad muy arriesgada pero indispensable para la economía.

Bueno termino con unas fotos de Roma.

Luego de haber desarrollado empresas en Estados Unidos entre 1985 y 1995 y en Europa desde el ’95 hasta ahora, y aún operando en los dos mercados, creo que tengo suficiente experiencia para ofrecer a mis lectores un comentario que puede ser de utilidad sobre las grandes diferencias que existen a la hora de crear una empresa en USA y en Europa, así como también algunas sugerencias sobre cambios que deben ocurrir en España para que florezca la actividad emprendedora y salgamos antes de la crisis.

Europa puede ser genial para un emprendedor en tecnologías norteamericano (yo tenía la nacionalidad norteamericana a la que renuncié para obtener la española), porque el mercado es aún más grande, la riqueza está mucho mejor distribuida que en USA, más gente tiene acceso a internet, la media en la educación es más alta y hay menos competidores. Europa, en general, y España, en particular, es muy buena para emprendedores extranjeros, porque como los emprendedores no somos aquí un grupo bien visto por temas culturales, encontramos muchos nichos de mercado abiertos. Así, como los europeos importan extranjeros para limpiar sus calles, paradójicamente, también importan a extranjeros para crear sus empresas. En España hay de por sí una enorme desconfianza al éxito de los demás. Al exitoso se lo tolera, se lo critica frecuentemente y en muchos sentidos se lo declara un paria social al que pocos quieren acercarse, y de ahí la enorme oportunidad para extranjeros que vienen de culturas que, por el contrario, aceptan al emprendedor exitoso como generador de liderazgo cultural y empleo.

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En USA las empresas están recortando gastos para afrontar la crisis y despidiendo gente en todos los sectores. Hay ya sitios especializados que muestran cuantos empleados despide cada empresa. Pero en España el desempleo avanza de una manera silenciosa pero no por ello menos brutal. Es más, por lo que leo, se han perdido más trabajos en España, que tiene una economía que es un 90% más chica que la norteamericana que en USA. Ahora mismo el número de gente sin trabajo es el especialmente alto:

el número total de desempleados, que ya roza los 2,6 millones, es el más elevado de los últimos diez años, pues no se registraba una cifra tal alta desde el cuarto trimestre de 1998 (2.646.400 desempleados).

Pero aunque en España tenemos la tasa de paro más alta de Europa, los empresarios ocultan los despidos. Luego de lo que me pasó a mi con Fon entiendo el deseo de las empresas de evitar que la prensa se entere de sus despidos. En el caso de Fon, cuando tuvimos que despedir gente en mayo para reducir gastos, Cinco Dias y El Pais publicaron artículos negativos sobre nosotros. Yo sabía que esto podía ocurrir, pero preferí contar la historia de los despidos porque tenía un objetivo claro: ayudar a los empleados que sufrían el recorte a encontrar trabajo. Para la gente despedida es mejor que se sepa que fueron parte de un despido masivo y no de algo especial que tenga que ver con la calidad de su trabajo. En Fon, este objetivo fue conseguido y muchos de los ex Fon están frecuentemente por nuestras oficinas, vienen a nuestros eventos y son tan foneros como antes (además de accionistas). Esto no quiere decir que un emprendedor no se siente fatal cuando tiene que despedir gente. Pero en tiempos de recesión en los que los fondos para start ups desaparecen muchas veces la decisión es se van algunos o se van todos. Yo creo que las empresas españolas tienen que poder hablar del tema de los despidos sin que la prensa sea tan crítica porque el estado de bienestar provee seguros de desempleo y las empresas necesitan poder disminuir y aumentar sus fuerzas laborales porque sino desaparecen. Y sin empresas no hay estado.

Estados Unidos es un país con poca historia pero una capacidad impresionante para diseminar su cultura a nivel global. Los países de la Unión Europea, en cambio, tienen mucha historia, mucha cultura, pero a la hora de construir empresas globales, tienen mayores dificultades para construir gigantes tecnológicos como Microsoft y Google, ya que en esos momentos la cultura les juega en contra. Por un lado, la riqueza cultural y el patrimonio histórico de Europa nos ha hecho el centro del turismo global. Casi todos los habitantes del planeta, si pueden, quiere pasar alguna vez de su vida por Paris, Londres o Roma, en Europa tenemos las Mecas de la cultura occidental. Y las tenemos porque justamente supimos preservar nuestras culturas. Pero esta habilidad, que en el caso del turismo es una gran ventaja, es por el contrario una enorme desventaja en el mundo de internet y las nuevas tecnologías, donde la producción es más que nada cultural. Así como ya ha ocurrido con el cine y la televisión, los únicos que son capaces de diseminar su cultura a nivel global en internet son los norteamericanos. El ejemplo más claro de este fenómeno es la historia de Google, empresa que conozco especialmente bien porque conozco hace años a sus fundadores y les tengo de socios en Fon. Google puso a Estados Unidos en Internet en el lugar que Hollywood puso a la industria del cine. El sitio número uno del mundo.

Supongo que la primera sorpresa de mis lectores será enterarse que a Google no solo le va muy bien en Europa sino que a Google le va mejor en nuestro continente que en Estados Unidos, donde tiene más competencia de Microsoft y Yahoo. Es más, solo el Reino Unido provee a Google del 17% de sus ingresos a nivel global, y Europa en su conjunto más de la mitad de sus enormes beneficios. Pero la parte más increíble del éxito de Google en Europa es justamente lo que hace Google, y es más que nada ayudarnos a catalogar, buscar, y entender nuestras culturas, ya sea la alemana, italiana, francesa, española, catalana, finlandesa, en fin, no hay idioma que los algoritmos de Google no sean capaces de organizar. Google logró hacer lo que ningún europeo pudo y es unificar a todas las culturas europeas en unas granjas de servidores cargados con programas que nos ayudan a categorizar la relevancia de todo lo que se escribe en nuestros idiomas. Google se metió en el epicentro cultural y triunfó donde nosotros nunca pudimos triunfar, quizás porque seguíamos pensando en Cervantes, Goethe y no en cultura en general.

Pero la pregunta entonces es ¿por qué Google? Y mi respuesta es que en Google y en todo Silicon Valley hay tantas nacionalidades trabajando juntas (el 53% de los trabajadores de Silicon Valley no son nativos norteamericanos) que el nacionalismo como tal no existe. Es lo opuesto que en España. Los ingenieros de Google simplemente no piensan en términos nacionales, en términos históricos, sino justamente buscan lo contrario, lo que toda la humanidad tiene en común. En Europa parece que la gente está muchas veces obsesionada con el objetivo contrario. En España, por ejemplo, muchos parecen empecinados en probar que los catalanes, gallegos, vascos o andaluces pertenecen a culturas realmente diferentes, y los políticos españoles gastan cantidades absurdas de dinero protegiendo identidades culturales y no buscando lo que todos tenemos en común. Pero aunque a mi me parece bien preservar costumbres e idiomas, nada de esto ayuda a la hora de construir un gigante global en internet. Lo que Google logra es tener un sitio en catalán, tener un sitio en euskera, tener un sitio en gallego, tener un sitio en castellano porque para el funcionamiento de Google justamente no existen diferencias entre estas culturas.

Google logra integrar a todas las culturas en un sitio pero dándole a cada una su lugar en el mundo. La magia de la cultura norteamericana es justamente esa, es el de lograr que los inmigrantes recuerden lo mejor de sus orígenes, en general en temas sencillos como la comida, pero se olviden de sus odios ancestrales, de sus prejuicios, y que encuentren su humanidad común. Así como Estados Unidos hace de los italianos «Italian Americans» o de los polacos, «Polish Americans» (en inglés las nacionalidades se escriben con mayúsculas dándoles más importancia), Google transforma a todas las culturas en una simple fórmula «cultura X Google». Esta manera de pensar, que es normal para ellos, es difícil de conseguir en Europa, donde la gente mismo adentro de España piensa en una fórmula «cultura X – España». Es de este espíritu que surgen empresas como Google, empresas que encuentran el justo balance en la preservación única cultural (google es el buscador que en más idiomas está y en más idiomas busca) y lo que nos une como humanidad. Esta es la fórmula que ni España ni Europa ha encontrado aún. Lo que le ocurre a España le ocurre también a Europa y es la constante tensión entre lo local y lo nacional, o lo nacional y lo continental, argumentos que no terminan de resolverse y que enfocan al europeo a pensar en su cultura contra las otras y no como parte de una contribución a la humanidad. Si los europeos no son capaces de crear sus propios “Googles” es justamente porque están muy aferrados a su cultura, a su historia, a sus odios, a sus prejuicios. Y lo mismo le ocurre a los asiáticos (los odios entre japoneses y chinos por ejemplo son aún más fuertes) y a los musulmanes. Esto deja vía libre a los norteamericanos que son los únicos que han logrado tratar con éxito este desafío.

Termino con la única historia de éxito global surgida de Europa en el mundo de la tecnología: la de Nokia. Nokia ha logrado, desde Finlandia un verdadero milagro, ser provedor del 40% de todos los teléfonos móviles que se venden en el mundo. Pero durante una época fui miembro del consejo de internet de Nokia y quedé muy desilusionado con la cultura del gigante. El que no habla finlandés ahí pinta poco, los cuarteles generales de Nokia son el ejército más grande de rubios que vi en mi vida, la palabra diversidad no es parte del vocabulario Nokia y es así que en Nokia ocurren errores estratégicos enormes basados en la cultura joven finlandesa. Por ejemplo, resulta que los finlandeses eran los mejores del mundo en escribir con teclados numéricos y gestionando pantallas desde teclados numéricos, sin darse cuenta que el resto del mundo no compartía estas habilidades, por lo que les fue difícil sacar un teléfono que compitiera con la Blackberry y el iPhone. Hasta en las historias de éxito la mono experiencia cultural juega en contra. El futuro del mundo no está en las monoculturas sino en la diversidad. En Fon hemos aprendido esto, empezamos basados en Alcobendas teniendo una gran mayoría de gestores y empleados españoles, y ahora hemos cambiado y Fon es dirigida aún desde España pero con una plantilla mucho más internacional. Los resultados son muy buenos. Como dice la canción, la pureza está en la mezcla, y en el caso de las nuevas tecnologías esto es más verdad que nunca.

Un comentarista llamado Enhiro sacó el tema en este blog del emprendimiento en otros campos, como el de la ciencia, en su caso la astronomía. Este comentario me tocó de cerca porque justamente soy hijo de un astrónomo, Carlos Varsavsky, pero un astrónomo-emprendedor.

No hace falta hacer empresas para ser emprendedor. Se puede ser un emprendedor social, es decir, un creador de una ONG. Mi amigo Ken Roth, por ejemplo, el fundador de Human Rights Watch, es un emprendedor social,. Su organización es especialmente eficaz defendiendo los derechos humanos en el mundo. Su contribución creando Human Rights Watch es enorme. Su poder es social, no jurídico, pero los gobiernos le escuchan. Pero Ken Roth cobra un sueldo normal por dirigir HRW. Su motivación, que es tan grande como la de un emprendedor empresarial, es dejar al mundo mejor que como lo encontró.

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Dentro de España se escuchan bastantes críticas sobre el modelo de desarrollo español y sus dos grandes debilidades: una, su enorme dependencia en la construcción y otra, en Latinoamérica. Pero, al mismo tiempo, no hay duda de que las empresas españolas en su conjunto han sido muy hábilmente gestionadas y que la economía y el valor bursátil de éstas han aumentado de forma notable. Como todo en la vida, el mundo de la empresa española no es positivo o negativo, sino que tiene realmente las dos caras. Quería escribir un artículo sobre este tema pero encontré un resumen del Economist que me pareció muy bien escrito y claro. Me imagino que algun medio español lo traducirá pronto.

Como continuación a mi artículo sobre cómo iniciar una empresa de tecnología en España, presento en este post algunos comentarios y referencias sobre el capital de riesgo en España. Mi interés es, en esta ocasión, presentar algunos de los conceptos más generales del sector así como sus tendencias a nivel nacional.

Lamentablemente, España no es, a nivel comparado, el mejor lugar para conseguir financiamiento para este tipo de emprendimientos. Especialmente si se trata de una idea en gestación o todavía no implementada. Sin embargo, los datos muestran que esto está cambiando y que quizás España pueda convertirse en un país que promueva la innovación y el espíritu emprendedor.
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Estuve pensando en el tema del rechazo que generan los empresarios en España y veo que quizás no aclaré bien lo que quería decir cuando dije que en España no hay educación de emprendedores, ni cultura de apoyo al emprendedor. Creo que la confusión viene de los términos emprendedor y empresario. Como bien dijeron mis lectores: un emprendedor crea una empresa nueva y un empresario o ejecutivo, dirige una multinacional o vieja empresa española. Lo que yo quise decir es que en España faltan emprendedores, no empresarios entendidos éstos como ejecutivos.
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Hasta ahora he invertido en empresas Web 2.0 afuera de España. Technorati, Netvibes, Vpod, Wikio y Plazes.
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En Estados Unidos hay mucho interés en el coeficiente intelectual de las personas y una parte importante del test de coeficiente intelectual es la de «odd one out» es decir la palabra que no corresponde a la lista. Ahora voy a usar un odd one out para contar una historia, aquí va, en la lista de palabras «polla, coño, pasta» (pija, concha, guita), ¿cual palabra no corresponde? Exacto….es pasta.
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