Mi padre, Carlos Manuel Varsavsky, falleció el pimero de marzo de 1983 cuando solo tenía 49 años. Murió en un avión, volando de Nueva York a Buenos Aires. Fué una tragedia. Mi hermana Paula, relata parte de lo terrible que fue ir a buscarlo a Ezeiza, el aeropuerto internacional de Buenos Aires y que le digan que había fallecido. Lo cuenta en su libro «Nadie Alzaba la Voz» que recomiendo leer. Su cadaver fue transportado de vuelta a Estados Unidos y lo enterramos en el cementerio de Cedar Lawn en una ceremonia judía en East Hampton, en el estado de Nueva York. Fue el momento más triste de mi vida. Tenía 22 años.

La muerte temprana de mi padre me dejó bastante marcado. Todos queremos a nuestros padres, cada uno a su manera. La mía era de gran admiración por ese señor «Google antes que Google» que todo lo sabía. Doctorado en astrofísica en la universidad de Harvard pero también apasionado de la historia y la industria. Mi padre era para mi una gran fuente de amor y educación. Era mi Sarmiento (gran educador argentino).

Pero aunque en 1983 ya se sabía algo de lo malo que era el colesterol para el corazón lo que mi padre no tenía claro que su sobrepeso, su mala dieta, su estilo de vida sedentario y de mucho estrés iban a resultar en la tormenta perfecta. Y así fue.

Desde la muerte de mi padre que yo me propuse dos cosas: una era recordar todo lo que había aprendido de el, y eso lo he conseguido y logrado transmitir a mis hijos, pero la segunda y también muy importante es vivir una vida sana.

Fue así que desde 1983 cambié mi dieta argentina (en Argentina las enfermedades cardiovasculares son tristemente muy comunes) y controlé las grasas animales pasándome a la dieta mediterranea/asiática, sin manteca (mantequilla), crema (nata), quesos, huevos, de bajo colesterol. Mis comidas alternan entre la comida española pero sin huevos ni frituras, la italiana del sur y la asiática en general. Salvo en el norte de Europa no tengo problemas en encontrar comida buena para mi. En Francia a veces la paso mal porque con el tiempo perdí la capacidad de digerir los quesos franceses, huevos, comida con mucha mantequilla y en especial comida cocinada con nata. No soy talibán del tema, me puedo comer un postre, un asado alguna vez, pero en general como muy bien y sano.

También me hice chequeos médicos cada dos años desde los 30 que me siguen dando muy bien. El doctor Ben Lewis del Columbia Presbiterian me dice que debo tener los genes de mi madre pero aunque los análisis den muy bien que me cuide. Desde que vine a España me entusiasmé con el ciclismo que además de apasionarme me ayuda a estar en forma. Me recorrí mucho de este país en bicicleta. También en Argentina crucé los Andes dos veces en bici y me fui de Tucuman a Salta.

No fumo y evito los sitios con humo, algo muy fácil afuera de España pero que lamentablemente aún es muy común aquí y lo sufro. Espero que de una vez por todas pasen la ley para que proteja la salud de los que no fumamos. El tema del tabaco es difícil porque a mi no me importa que otros coman muchos grasas pero si me afecta que fumen pura exclusivamente por el humo que me llega a mi. Por lo demás por mi que cada uno haga lo que quiera. Tampoco estoy contra las drogas salvo si estas hacen que el drogadicto pueda poner en peligro a los demás. Solo bebo vino. No me gustan las otras bebidas alcoholicas.

Ahora ¿por qué cuento todo esto hoy? Porque hoy, o exactamente anoche, fue la noche que sobreviví a mi padre. De ahora en más mi vida es más larga que la de el. No fue a propósito pero anoche yo también pasé la noche en un avión volando de Miami a Madrid. Pero dormí bien, de la mano de mi esposa Nina. Con Nina siempre duermo bien 🙂 Además en Madrid me esperaban mis hijos, Isa y Tom, que sabían que hoy era un día especial para mi.

Reconozco estar un poco sentimental. En familia vimos Invictus, la película sobre la vida de Mandela y se me cayeron unas lágrimas en algunos momentos claves de la película. Me pareció emocionante como Mandela logró superar el odio por sus enemigos y los transformó en compatriotas. También me dio pena que el podía ser todo menos padre. Que su relación con su propia familia quedó truncada. Sus hijos resultaron ser los 43 millones de sudáfricanos.

¿Cual es mi plan? Seguir viviendo mi vida tal como la vivo ahora. Disfrutando de mis 4 hijos divinos, de mi hermosa relación con Nina, de mi trabajo, de mis amigos, de mi capacidad de crear empresas y venderlas y tomarme sabáticos cada 5 años (ya me tomé cuatro).

Pero habiendo dicho esto recuerdo nítidamente el último día de la vida de mi padre porque lo pasamos juntos. Ese 28 de febrero de 1983 en el que mi padre me ayudó a completar la solicitud para entrar a hacer un doctorado en epistemología en la universidad de Oxford. Nunca se enteró que me aceptaron. Nunca se enteró que no tenía dinero para ir y me pasé a un MBA en Columbia. Nunca se enteró de que aunque me hice empresario también me hice profesor ocasional en el Instituto de Empresa como homenaje a el. No se enteró de cómo fue el resto de mi vida. Pero como decía mi abuela Ora Waisman, «solo mueren los que son olvidados». Y en ese sentido, Carlos Manuel Varsavsky está conmigo todos los días.

Cuando yo tenía 7 años mi padre, que era radioastrónomo, vino unos meses a trabajar al Observatorio de Arecibo, donde está el radiotelescopio más grande del mundo. Este es el video de mi visita. En el comento los principios básicos de la radioastronomía.

En este video muestro algo que nos dejó muy sorprendidos. Nos bajamos del dinghy con Nina y Leo en una playa que parecía una maravilla y nos encontramos con gente viviendo en condiciones deplorables. Pero lo curioso era que la gente que ahí vivía estaba muy contenta con sus condiciones y nos mostraban con orgullo, y digo en serio con orgullo, su «casa». El video muestra algo que merece ser estudiado y es si el modelo de vida y desarrollo europeo o norteamericano es el que realmente todos quieren. Supongo que si pero no estoy seguro. Esta gente parecía contenta viviendo rodeada de basura. Porque si no lo estuvieran la podrían recoger. El tema de la basura es complicado porque la basura también trae enfermedades y es responsabilidad de la sociedad mantener el entorno limpio. Pero estoy casi seguro si digo que esta gente «coleccionaba basura».

Debo reconocer que leer los comentarios en mi blog en inglés sobre la Fonera 2.0 directamente me deprimió. Son terriblemente negativos y denigrantes al trabajo que hicimos en Fon. Están aquí en un post que justamente no trata de la Fonera 2.0. A este punto no se qué decir. Cuando profesionales estudian la Fonera 2.0N escriben artículos como este. Comentarios razonables, bastante positivos. Y los blogs más importantes del planeta, Boing Boing, Wired, Techcrunch hablaron muy bien de nuestro producto. Pero como dije, en el artículo en el que anunciamos que vamos a sacar una nueva Fonera N que no es 2.0 porque hemos vendido mas de 400 mil routers de este producto a operadores móviles, nos destrozaron, los comentarios son terribles.

Ahora lo que más me confunde es que yo soy un usuario super intensivo de la Fonera 2.0N, la tengo en mi oficina, en casa, la uso todo el tiempo, la uso con el Nexus One, la Blackberry, el iPhone, la MacBook, la MSI, y nunca, y digo nunca tengo problemas. Ahora mismo estoy conectado con mi MacBook Pro a una Fonera 2.0N. Yo no puedo replicar las quejas que tiene la gente en el blog que dice que se le desconecta la señal. Se que tenemos problemas y que debemos mejorar el firmware. Pero hasta la misma Xbox o muchos productos tienen bugs. Es más todo el software tiene bugs. Pero lo que no entiendo es si en mi blog en inglés se metió un grupo de usuarios intensivos que son especialmente difíciles de contentar (aunque se que tenemos que hacer todo lo posible por contentarlos) o si la Fonera 2.0N tiene un firmware que la hace muy difícil de usar. Además la gente de atención al cliente está estratégicamente sentada afuera de mi oficina y hablo frecuentemente con ellos. Hemos vendido decenas de miles de Foneras y atención al cliente no está llena de quejas. Por último en Fon sabemos cuando las foneras están conectadas y vemos que el mismo porcentaje de las Fonera 2.0N que las anteriores se conectan. Así que todo esto es un enigma para mi. No se si es el defecto de ser un CEO muy orientado al blog al que un grupo de 30 personas pueden hacerle pensar que su producto pese al increible trabajo de la gente de Fon es defectuoso o si esas 30 personas no son representativas de la mayoría.

Con respecto a la Fonera 2.0g ya dije que es un producto que no podemos seguir apoyando y pido disculpas. Ya ofrecimos descuentos para los compradores de la g e igual la g es un producto que a mi tambien me funciona pero cuyo principal problema es que es g y N es mucho mejor. Podemos ofrecer otra ronda de descuentos para los compradores de fonera g para que vayan a la n. Además estamos trabajando en un nuevo firmware para la N.

Es por eso que a riesgo de que me lluevan críticas en este blog quiero entender bien qué piensan mis lectores que compraron una Fonera 2.0N.

Anoche cené con Marissa Meyer de Google y me explicó como veía Buzz. A la mañana vi la portada del Wall St Journal que hablaba sobre la red de telecomunicaciones que quiere hacer Google. Desayuné en la carpa de Google. En fin, temas Google y TED en este video.

Este post va a ser muy desordenado. Estoy en este momento en las charlas en TED y blogueando al mismo tiempo. Pero quiero compartir con los lectores de este blog lo que es TED.

Ahora mismo estoy escuchando hablar de algo llamado antiangiogenic therapy, la idea es que si uno le saca la sangre a los tumores los tumores desaparecen. Interesante pero cuando algo suena a panacea yo sospecho.

TED, comparado con Davos, DLD, Web 2.0, SIME, MMF y otras conferencias se destaca porque es la única conferencia que tiene un contenido lo suficientemente interesante como para generar millones de visitas en Youtube.

En TED hay dos tipos de charlas, las que se llaman TED University y duran 5 minutos cada una y el resto que duran unos 20 minutos. El nivel de los oradores es altísimo quizás porque en general no son famosos. Si Davos es un museo TED es una galería de arte, pero una galería de esas que se especializan en descubrir a nuevos artistas.

Ahora esta conferencia tiene reglas y entre ellas está que no se puede filmar y hay que esperar a que TED ponga los videos. Pero si te interesa te sugiero que vayas al sitio de TED, que googlees a los oradores. La mayoría tiene sitios que explican sus ideas o videos en Youtube con sus charlas.

Hasta ahora me encantó David Cameron y espero que gane en las próximas elecciones en el Reino Unido.

Algunas fotos, algo de video, pido disculpas, no está editado, las hice con una cámara chica, pero realmente siento que o blogueo TED o estoy en TED porque el tiempo no me dá para las dos cosas.

Acepto todo tipo de sugerencias para mejorar esta tabla de pruebas entre el iPhone, el Blackberry Bold y el Nexus One Android. Mi comentario general es que para el mundo de la empresa lo mejor es un Blackberry o, si la empresa quiere ahorrar, un PeekFon. Porque al final lo que quiere una empresa es que su gente esté conectada al correo electrónico. Pero si hablamos desde el punto de vista de un individuo yo diría así. Para el usuario poco sofisticado pero dado a escribir mejor el Blackberry, para el usuario de fin de semana que busca entretenimiento, música, pelis, series de TV y que es tirando a rico, mejor el iPhone. Para el usuario más geek, que disfruta la libertad que da el software libre, mejor el Android.

Para mi, mejor el Android, especialmente el Nexus One, que es mucho más rápido que el HTC Magic, y algo más grande, que tiene auriculares con una toma normal y te sirven los que ya tenías, y que se actualiza sin restricciones.

TableCompare2

CarlosVarsavskyHay motivos astronómicos para que el día sea considerado un día y un año sea considerado un año, pero no hay razón astronómica alguna para que una semana sea una semana.

Mi padre, Carlos Manuel Varsavsky, que era astrónomo, conocía muy bien este tema y pensó en otra forma de organizar la semana. Una semana mejor distribuida que dura 6 días en vez de 7 y en la que se trabajan 4 días y descansan dos. Es decir un dia menos de trabajo por semana. Y lo más sorprendente es que mi padre tenía una fórmula que probaba que esto era posible sin bajar el PIB.

¿Cómo es posible? ¿Más horas los 4 dias que trabajas?

No se trata justamente de esto como cuando se hace jornada intensiva. Mi padre, que desafortunadamente falleció en 1983 cuando tenía 49 años, tenía una idea mucho mejor, aunque algo más complicada.

La solución para todos trabajemos 1 día menos por semana y que el PIB se mantenga igual tiene que ver con la idea de la simultaneidad. La clave es que no todos trabajemos y descansemos al mismo tiempo como hacemos hoy. Actualmente, tenemos un sistema por el cual una semana está compuesta por 7 días, en el que la mayoría de las personas trabaja 5 días (y un total de 40 horas semanales) y descansa 2 días.

La idea de mi padre consiste en dividir la población de manera aleatoria en 3 grupos (llamemoslos rojo, azul y blanco para identificarlos mejor). Una vez que las personas han sido distribuidas aleatoriamente (todos los miembros de una misma familia pertenecen al mismo grupo y tienen la misma semana), cada grupo está listo para trabajar y descansar, pero… no simultáneamente. La sociedad tendría un tercio de sus miembros que se regirían por la semana roja, otro tercio por la semana azul y, finalmente, el último tercio que lo haría por la semana blanca. Todos los días habría dos grupos trabajando, mientras que el tercero estaría descansando. Y así rotarían constantemente.

¿Y cómo es que el PIB se mantiene igual? Porque todas las inversiones fijas de la sociedad serían utilizadas todos los días. Todas las escuelas fábricas, edificios de oficinas,  carreteras y todo aquellos en lo que hemos invertido miles de millones en construir sería utilizado diariamente, aunque no siempre por las mismas personas. Es el uso intenso del capital que nos da un dia menos de trabajo por semana. Hacemos trabajar más al «capital».

También existe una versión de semana de 9 días en la que trabajas 6 días y descansas 3. Tampoco está nada mal.