En este video cuento una idea que se me ocurrió. Es sencilla. Es hacer un mashup de Wikipedia y todo el contenido turístico que se encuentre en la red con geolocalización en los smartphones. El resultado es que uno tendría una audioguía mientras se desplaza por un pueblo como Baeza. En Baeza lo hicieron con chapas de metal por el piso. Recomiendo visitar Baeza.

Aquí va el video.

y aquí las fotos

Mientras camino por Ubeda reflexiono sobre el tema.

Y aquí van unas fotos con tono religioso

Como CEO de Fon llevo 4 años trabajando con Google, pues son nuestro inversor industrial más grande. Al oír el anuncio de que Eric Schmidt dejaba Google y que Larry Page iba a ser el nuevo CEO, pensé que el cambio iba a ser un gran reto para todos. Escribo esta entrada sin ánimo de ofender a nadie, y expreso desde ya la tremenda admiración que siento hacia Google y lo que han conseguido, así como la confianza que depositaron en Fon desde el principio con sus inversiones.

Google es una empresa increíble, un gigante global que fue construido con una combinación de las grandes ideas de sus fundadores y su impecable gestión y ejecución por parte de Schmidt. Pero lo que puede suponer el mayor reto en Google es que aún funciona como una universidad, y esto debería cambiar. En Google, muchos directores de departamento idean sus propios proyectos, sin que éstos tengan – en muchas ocasiones – nada que ver con el resto de proyectos que se desarrollan en la empresa, o sin tener un líder claro, y como resultado hay muchos que no llegan a ver la luz. Google es una colección de mentes brillantes, algo que es buenísimo para la investigación pero no tanto para la ejecución de un plan visionario.

Mi experiencia con Google tiene que ver con el WiFi. En este aspecto, durante 4 años he visto como Google trataba de convertirse en una empresa relevante en este sector, pero aún no lo han conseguido. Sin embargo, Fon, con sus 50 empleados ha conseguido convertirse en la red WiFi más grande de mundo con más de 3 millones de hotspots (la mayoría están en Japón y Reino Unido, aunque si nos va bien pronto tendremos más presencia en USA y en otros países). Aparte de la inversión de Google en Fon, por la que estamos muy agradecidos, cualquier otro proyecto que hemos tratado de desarrollar con ellos ha fallado. Realmente es una pena.

En los esfuerzos de Google de convertirse en alguien en el ámbito del WiFi, lo que he visto han sido diferentes “profesores” con diferentes ideas, todos tratando de usar los recursos de Google para que la idea saliera adelante, pero al final todas mueren. Iniciativas como WiFi San Francisco o WiFi municipal a lo largo de todo Estados Unidos no consiguieron triunfar porque no tenían suficiente apoyo por parte de la empresa. En otras áreas les pasó algo parecido, los proyectos no funcionaron por la falta de visión, de enfoque y de regularidad y coherencia en su gestión. Como ejemplo de esto está la lucha Orkut vs. Facebook, Buzz vs. Twitter, o el fracaso de Google Wave. Los empleados de Google trabajan para una gran empresa, pero lo que les falta es algo más de apoyo de la compañía a la hora de seguir sus iniciativas, algo que por lo general no consiguen. A veces éstos empleados dejan la empresa frustrados, y por eso Google tiene mucha rotación de trabajadores, hasta tal punto que resulta un problema. La rotación de empleados ocurre cuando al principio se convence a la gente que pueden hacer cualquier cosa pero luego no se les da el apoyo necesario para que verdaderamente puedan desarrollar sus proyectos.

Lo que Larry Page debería hacer ahora es tratar de cambiar esta situación, algo que solamente se puede hacer si se reduce el punto de enfoque de Google. Larry debería analizar todos los proyectos que estén en desarrollo en este momento y preguntarse: ¿ésto puede mejorar las búsquedas? ¿puede ayudar a Android? Y si la respuesta es no, deberían cerrar el proyecto y reasignar a los empleados a otros proyectos que sí cumplan esas funciones. Y Sergey debe tener la misma disciplina en su nuevo puesto de Director de Desarrollo de Negocios y centrarse solamente en proyectos que mejoren la búsqueda, Adsense y Android. Hasta ahora Android ha sido todo un éxito, y se puede convertir en la plataforma informática del futuro. Google TV debería estar integrado con Youtube y también ser parte de Android en un futuro. Youtube realmente es un producto maravilloso pero muy separado del resto de Google, en cambio, si le añadieran contenido completo y música sería el iTunes que necesita Android.

El navegador Google Chrome ha sido tremendamente exitoso, y en total lo usamos unos 120 millones de personas, principalmente porque nos encanta poder buscar desde la barra de direcciones. Si Larry consigue centrar el enfoque de Google, y yo creo que lo conseguirá, los trabajadores de Google emplearán su tiempo en proyectos apoyados por la empresa y con una visión común. Ya no habrá tanta rotación de empleados y a Google le irá aún mejor.

Hoy por hoy Google no podría ser más diferente a Apple en cuanto a sus directivos y su manera de actuar. Steve Jobs, a quien tuve la ocasión de conocer en privado, es un genio dictador, tiene las ideas muy claras y sabe lo que quiere. Todo el mundo sigue las pautas que él dicta a la hora de actuar, y últimamente este comportamiento tan espartano está ganando a la democracia que es Google. Larry y Sergey deberían aprender alguna cosa de Steve: cómo liderar un equipo, como ser duros y cómo saber decir que no (pero sin la habilidad de Jobs de humillar al resto cuando quiere demostrar que el que tiene razón es él). Otra cosa que Google debería cambiar es su poco interés por el diseño. Larry y Sergey piensan que “con tal de que funcione, qué más da el aspecto que tenga”, pero yo me pregunto cuánta gente no usa Adsense por lo fea que queda la publicidad. Apple ha mostrado que tanto el diseño como la funcionalidad son necesarios para triunfar. En Fon nos ha resultado más fácil lidiar con Apple que con Google, y eso que Apple no ha invertido en Fon. El por qué es simple: Apple quiere WiFi en todos lados, igual que nosotros. En Japón, con cada iPhone que se vende se da una Fonera, para hacer crecer la red WiFi y poder descargar datos de la red 3G, que allí está muy saturada. Hicimos una integración sencilla que funciona bien y hemos repartido millones de Foneras con Softbank. Con Google no hemos conseguido ni integrar el sistema Fon con Android, en cambio con iOS vamos muy avanzados en este aspecto. Cada proyecto que hemos empezado con Google ha terminado por morir por falta de más apoyo de la empresa, a pesar de que se supone que Fon pertenece en parte a Google.

A todos nos gusta la democracia, pero aunque no nos guste, hay que tener en cuenta que los negocios son más una dictadura que una democracia. Los empleados prefieren tener una dirección marcada desde arriba, una misión clara. Google no es una start up en busca de su destino, porque ya lo ha encontrado y es estupendo. Ahora llega el momento de centrarse en él y ser un poco más duros en la gestión.

Y después de todo ésto, he de decir que yo soy accionista en Google y que estoy muy agradecido a Eric, Larry, Sergey y todo el equipo de Google por hacer crecer su valor.

Mucho se ha escrito sobre que la gente se “vuelve loca” en las redes sociales. Esto ha hecho que algunos en el gobierno argumenten que se necesita una mayor protección de la privacidad. La idea es que exponerse en redes sociales, hacer el ridículo tiene sus peligros y que por ejemplo por el comportamiento en las redes sociales la gente podría perder su trabajo. Algunos funcionarios incluso aseguran que todo el mundo debe tener el derecho de borrar su identidad de la red. El derecho de ser olvidados. Otros enfatizan en la idea de reconstruir la privacidad de cada individuo a pesar de la creciente popularidad que se ve por internet de compartir todo de una manera compulsiva. La opinión de algunos legisladores es que Internet y las redes sociales acabaran destruyendo la reputación de alguien tarde o temprano, así que la gente necesita protección de sus propias revelaciones. Que son las redes sociales los que les hacen mostrar su peor comportamiento, que los internautas se desinhiben en la red.

Pero mi opinión es bastante contraria. La gente no se une a las redes sociales para destruir su reputación, sino para mejorarla. El efecto que las redes sociales se podría comparar con el que tienen las aulas tienen en los niños. Se comportan mejor en ellas porque están siendo constantemente observados y quieren causar una buena impresión. Es más, la mayoría de redes sociales tienen sus propios “profesores”, que se manifiestan en los botones de “Denunciar comportamiento”. O sea, también tienen sus normas y las gente las sigue. Algunas más estrictas que las de los mismos periódicos (por ejemplo en El País se pueden ver mujeres con pechos descubiertos pero en Facebook no).

El miedo a la alienación y al ridículo también disuade a los usuarios. Los amigos que frecuentemente ven lo que piensas, a quién conoces, dónde vives, tus fotos, tus vídeos, tus tweets o tus actualizaciones, actúan como moderadores de tu vida. Antes, la gente solo sabía lo que hacías ocasionalmente, por tanto, tus posibilidades de sorprender con un mala actitud eran mayores. La mayoría de la gente quiere caer bien a los demás, y como ahora son observados, su comportamiento es mejor. A lo que quiero llegar es: vivir una vida en la que todo el mundo sabe lo que hace, hace a la gente, en general, mejor persona y más honesta.

Cuando iba a la escuela de negocios de la Universidad de Columbia escuché a un alumno decir la siguiente frase «if our professors are so smart, why are they not rich?». Es decir si nuestros profes de negocios eran tan inteligentes por qué no eran ricos. Y esta frase se me quedó pegada hasta que ahora, 25 años más tarde tengo la suerte de ser profesor de negocios y emprendedor. Pero si soy profesor no es por mis notas de la Universidad de Columbia que eran bastante mediocres. Aunque nunca lo he estudiado en detalle, por lo que vi, debo ser el profesor del Instituto de Empresas que peores notas se sacó en la universidad. Agradezco a Santiago Ibañez y otras autoridades del IE por haberme dejado ser profesor sin pedir verlas. Si tuvieran la mentalidad de «concurso» que impera en España yo no sería profesor. Pero si tuvieran esa mentalidad no serían junto a IESE los únicos centros de enseñanza en este país que lideran rankings internacionales.

Ahora mi situación en el mundo académico no es tan común. Lo normal es que la enseñanza esté poblada de gente que fueron alumnos brillantes y llegaron a ser profesores. Es decir se graduaron de alumnos brillantes y se quedaron siendo…alumnos brillantes. La correlación en la enseñanza entre tus notas como universitario y tu éxito es enorme. Pero esa correlación no es tan alta en el resto de las carreras y sin duda no en mi campo, entrepreneurship.

Fuera del mundo académico pasa algo parecido. Mucha gente que de joven eran considerados los mejores de la carrera, no llegan a ser los más exitosos en el campo en el que practican, ya sea arquitectura, moda, cine, medicina, ingeniería informática, y muchas otras carreras. No hay una altísima correlación entre los profesionales más exitosos y los alumnos mejores. En general les va bien, pero pocas veces son los más exitosos. Y lo opuesto ocurre frecuentemente. Muchas veces los más exitosos ni siquiera terminan la carrera como se ve bien en La Red Social. Y en cambio España está llena de ex alumnos brillantes que si terminaron la universidad, haciendo trabajos aburridos y mediocres, frustrados de que lo que les hizo destacarse en el colegio o la universidad no les sirvió para destacarse en la vida real. Y esto es justamente porque los profesores, o el mundo académico están tan desconectado de la vida real que no sabe juzgar bien a quien le irá bien en la vida real. El objetivo de la enseñanza tendría que ser acortar esta brecha.

He pensado mucho en esta paradoja durante mis cursos de Entrepreneurship en el Instituto de Empresa. ¿Cómo puede el sistema educativo predecir mejor el rendimiento de un alumno cuando salga a la vida real? Sobre todo en Entrepreneurship. Una de mis soluciones fue dejar de evaluar personalmente a los estudiantes y dejar que ellos mismos se evaluasen entre sí. Y he de decir que, en general, los estudiantes a quienes sus compañeros consideran más inteligentes suelen tener más éxito que aquellos a los que los profesores consideran más inteligentes. Especialmente aquellos profesores que enseñan Entrepreneurship pero no son emprendedores. Ser emprendedor es más un arte que una ciencia y yo prefiero que el arte sea apreciado por todo un público y no solo yo, el profesor. Aclaro que a mi me fue mal en mi clase de entrepreneurship en Columbia University, me dieron un B+ que en USA es el promedio de las notas. No es una mala nota pero no te destacas con un B+. En general fui un alumno B+ en toda mi carrera, un promedio 3,3 para los que conocen el sistema norteamericano. Si me destaqué en algo es en discutir con los profesores pero aunque la rebeldía y la originalidad son indispensables para ser muy exitoso en la universidad no premian a los rebeldes. También trabajé durante toda mi carrera algo que en teoría estaba prohibido por la universidad.

Aún queda mucho recorrido para que las universidades sepan darle las mejores notas a los alumnos que mejor les irá en la vida. Quizás esto se deba a que no es lo mismo estudiar algo que hacer algo. No por estudiar la física del tenis se juega bien al tenis. No por estudiar contabilidad se gana mucho dinero. Es como que hay cosas que no se pueden realmente estudiar hasta que se hacen. O como se dice en inglés se pueden «study them to death». Entrepreneurship es una de ellas aunque yo hace 12 años que la enseño y trato de «encontrar a los emprendedores».

He de añadir que mis comentarios sobre la riqueza se refieren exclusivamente a los estudios empresariales. En los negocios, volverse rico es una consecuencia directa del éxito. En otros campos, ser capaz no se corresponde con ser rico y eso está bien. La gente no debería ser juez, comandante militar, legislador, médico con el único objetivo de ganar mucho dinero.

Voy al cole a buscar a Leo (4). En el patio veo unas niñas de unos 6 años. Juegan a ser novias yendo al altar. Pero al poco rato se dan cuenta que no tienen novio. Entonces le empiezan a preguntar a sus compañeritos quien quiere ser novios. No encuentran voluntarios. Los chicos se enfadan, se escapan, durante los 5 minutos que demoró en salir Leo no consiguieron ningún novio. Lo curioso es que hace poco estaba con unas amigas de cuarenta y pico que decían lo mismo. Que ningún chico quiere ir al altar.

Hay temas culturales que son difíciles de comparar. Pero probemos. Las revueltas en Tunez parecen ser por una mezcla de factores, el deseo de libertad y democracia es uno de ellos, pero comparado con Libia por ejemplo, Ben Ali no era tan represor como Gaddafi. La causa más importante de la revolución tunecina parece ser la falta de salida laboral para la juventud de ese país. El desencadenamiento fue la inmolación de Mohammed Bouazizi un parado que vendía fruta y estaba desesperado por su situación y perspectivas.

Ahora pasemos a España. En España un joven de cada tres está desempleado. Ahora lo que me pregunto es qué pasaría si uno de estos millones de parados españoles se inmola. ¿Què pensaríamos de el? ¿Un martir? ¿Un disturbado mental? Desde que Mohammed Bouazizi se inmoló han habido muchos imitadores en paises musulmanes como Algeria, Egipto. Algunos fallecieron, otros quedaron gravemente heridos. ¿Podría uno de los tantos inmigrantes musulmanes que tiene España hacer lo mismo? Inmolarse ¿es algo inherente a la cultura musulmana aunque los imam hayan salido a decir que el islam condena el suicidio? Digo todo esto porque en mi caso, por mas que estoy entusiasmado con el cambio en el mundo musulmán y comparto la frustración de la gente en esos paises que busca libertad, transparencia, participación y oportunidad no puedo entender que alguien se bañe en gasolina y se incinere.

Como digo en mi artículo publicado el pasado fin de semana en el Huffington Post, a pesar de la represión y las decenas de fallecidos en los enfrentamientos durante el último mes en Túnez, me alegra el inesperado final de la dictadura de Zine El Abidine Ben Ali, llevado a cabo por los propios ciudadanos.

Nuestra fundación Safe Democracy fue co-organizadora de la Cumbre Internacional sobre Terrorismo, Democracia y Seguridad en marzo de 2005 y organizadora del Atocha Workshop 11-M, en las que se trataban temas relacionados con los países árabes/musulmanes. Además del propio Túnez, también he visitado Siria, Líbano, Marruecos, Egipto y algunos territorios palestinos y he estado en contacto con muchos gobiernos de países musulmanes. La mayoría de estos países tienen jefes de Estado vitalicios, y es bueno ver cómo por primera vez un dictador corrupto que llevaba en el poder desde 1987, se ha visto obligado a abandonar su puesto no por una intervención del ejército estadounidense/europeo sino por una rebelión popular. Y, como este artículo explica, fueron de gran ayuda los documentos de los diplomáticos de EEUU y de Wikileaks, quienes revelaron detalles de lo que muchos ciudadanos tunecinos ya denunciaban: la corrupción y los abusos del Gobierno de Ben Ali. Se nos presenta entonces una clara paradoja. EEUU y EU gastan miles de millones de dólares y sacrifican cientos de miles de vidas humanas en enormes intervenciones militares en Iraq y Afganistán, las cuales tienen muy poco éxito en establecer cambios positivos para la población. Y sin embargo, diplomáticos estadounidenses que narran la historia detallada de la corrupción en el régimen tunecino, un grupo de periodistas de Wikileaks y la colaboración del soldado Bradley Manning, combinados con la furia de un pueblo estafado y activo en redes sociales y teléfonos móviles, resultan ser una mayor aportación a estos cambios que una década de intervención militar en el mundo musulmán. Por supuesto que la situación en Iraq, Afganistán y Túnez no es la misma y que el gran mérito lo tienen los propios ciudadanos tunecinos. Pero aún así, como explica este artículo del New York Times, muchos países árabes/musulmanes miran ahora a Túnez y se preguntan por cuánto tiempo podrán ellos aguantar con su propio “Ben Ali”. Sobretodo el cercano Egipto.

Es interesante cómo la combinación de los ciudadanos tunecinos enfurecidos, Wikileaks, diplomáticos americanos, un soldado disidente y los medios sociales causaron el estallido de la rebelión. Seguramente, si hubiera sido Hillary Clinton quien hubiera demostrado a los tunecinos la corrupción de Ben Ali, la revuelta no hubiera tenido tanto éxito. Lo que el mundo occidental no ve es que el cambio es posible, pero que lo máximo que pueden hacer es encender la chispa, no “construir naciones”. Creo que la diplomacia de EE.UU. y Europa debe aprender mucho sobre Túnez y reconsiderar su idea sobre Wikileaks, las redes telefónicas y sociales y el poder de la pura verdad cuando los dictadores pierden el control del mensaje popular.

Recomiendo leer el cable original de Wikileaks sobre Túnez para entender la ira de la población del país.

Es interesante cuando un producto malo, en este caso Runkeeper, se hace famoso y otro bueno, Endomondo no. Los dos son aplicaciones para ciclistas, corredores y otros deportistas y cuando salgo uso las dos, Endomondo en mi Blackberry que nunca falla y Runkeeper en mi android que siempre falla. Hoy también. Runkeeper no aguanta dos horas de deportes sin colgarse. Y lo peor es que pierdes toda la información que para fanáticos como yo que no podemos disfrutar de la naturaleza sin medirla (una enfermedad que aun no tiene nombre) es una desgracia. Por ahora lo que hago es que cuando se me casca Runkeeper termino con Endomondo y la exporto (coñazo total). El unico bug de Endomondo es que siempre me aparece una absurda velocidad máxima. Hoy eran 197km/h cuando la verdadera era 58km.

Primero sugiero leer este artículo en El Pais en el que EL HOUSSINE MAJDOUB comentarista marroquí culpa a “el papel repugnante de occidente” de los males magrebíes. Antes de seguir aclaro que occidente somos nosotros. Sí, en España también seríamos repugnantes. Pero pensemos en Latinoamérica, región que se suponía controlada por USA y la UE pero donde los Hugo Chavez, Evo Morales y el mismo Fidel Castro “no se callan” y siguen ahí haciendo políticas frecuentemente anti occidentales. Si Latinoamérica estando al lado de USA pudo conseguir “liberarse” de los “repugnantes”, los países árabes también pueden levantarse contra la influencia de USA y EU sin dificultades. Pero el problema clave es que el enemigo no somos nosotros (escribo desde España, soy argentino/español). Al enemigo lo tienen adentro en su propios líderes musulmanes, gente verdaderamente “repugnante” con quien Occidente trata porque no les queda otra. Esto se ve muy bien en lo que dicen los cables de Wikileaks sobre Ben Ali: «Tunisia is a police state, with little freedom of expression or association, and serious human rights problems». Esto dicho por los propios empleados del gobierno de Estados Unidos en modo confidencial. Ellos mismos estaban indignados.

La solución en todo el mundo en vías de desarrollo pasa por tener líderes nacionales honestos y que defiendan los intereses de su país. En lograr que verdaderos patriotas sean electos presidentes. Líderes que no se dedican a acusar a otros como los árabes o Castro y Chavez, sino que se enfocan en los problemas de su gente, como hizo tan bien Lula en Brasil. Además, para los musulmanes, atacar a Occidente no tiene sentido, ya que su riqueza viene de la energía que nos venden a nosotros, sí, a nosotros los “repugnantes”. Para sacar a un país árabe adelante hay que saber tratar con Europa y USA. Los líderes musulmanes no saben, y se refugian en el nacionalismo y el fanatismo. Es así que hoy en día cualquier líder latinoamericano es más democrático y justo que los musulmanes, inclusive Venezuela. Hugo Chavez será dictatorial pero las mujeres conducen coches en Venezuela. En países como los Emiratos Arabes la violencia doméstica es legal, es decir pegarle a la esposa es legal. Venezuela es Suiza comparada con Arabia Saudita. En Venezuela los homosexuales y las mujeres tienen sus derechos.

El verdadero desafío del mundo musulmán es que los propios ciudadanos dejen de tener gobiernos que los maltraten y roben. No deben su falta de líderes honestos a la actitud de occidente, no somos nosotros que elegimos sus dictadores. Es más, si hay algo que Occidente hizo, pero mal, es tratar de derribar a los peores como Saddam Hussein y los talibanes. Pero esto se hizo de una forma torpe con mucho gasto militar y humano, desde afuera y con poco éxito y sin duda mucha injusticia. Esa no es la manera.

Ahora los tunecinos finalmente se rebelaron por cuenta propia y están enseñando por dónde van los tiros. Pero aún los demás dictadores que comenta El Houssine Majdoub en el resto de su artículo, con lo que si estoy de acuerdo, están en el poder. Esos líderes son unos verdaderos genios para explotar a su pueblo y luego venderles que ellos los defienden de nosotros los occidentales, de Israel y de no sé qué otros fantasmas que poco afectan la vida magrebí. En Latinoamérica tuvimos de esos dictadores, nuestros Qadafis, gente como Galtieri en Argentina, que matando a su pueblo atacaron las Malvinas para crear una buena distracción nacionalista. También Pinochet y otros militares. Pero por suerte nos los sacamos de encima sin violencia y lo mismo pueden hacer los magrebíes. No fue occidente quien recibió a Ben Ali, sino otra dictadura musulmana, la de Arabia Saudita. La alianza entre dictadores musulmanes es potente y son los musulmanes que la tienen que romper.