Estoy leyendo el caso de el fundador de LxLabs y su suicidio precipitado porque le hackearon su producto principal. Es interesante como el Times de la India escribe sobre el caso con un terrible titular: Techie Hangs Himself. En mi opinión una falta de respeto ante esta circunstancia tan trágica. El suicidio según los medios se debió a una combinación de factores. Uno el de que KT Ligesh de 32 años venía de una familia en el que el suicidio era un mal común. Otro que le hackearon su principal producto afectando seriamente su reputación. El caso de KT Ligesh me tocó de cerca porque a mi me preocupa que nos hackeen las foneras. Pero por ahora, cuando se han encontrado fallos de seguridad, nos lo han dicho directamente los hackers y les hemos agradecido enormemente su colaboración para hacer el sistema más seguro para todos. De cualquier manera aunque nunca contemplaría el suicidio entiendo la angustia que puede haber sentido KT Ligesh cuando se enteró del fallo de seguridad.

Dos reacciones. Una, que los emprendedores sufrimos mucho la adversidad, ya que el fracaso es lamentablemente moneda corriente. Pero otra que ante la adversidad el suicidio parece bastante determinado por la cultura en la que vive el emprendedor y su actitud ante el fracaso. España es un país curioso. El suicidio de los emprendedores ante el fracaso es casi desconocido y creo que esto se debe porque en España no se admira mucho al emprendedor, su éxito genera envidia y su fracaso compasión. Además el latino en general no es dado al suicidio porque por suerte no pone tanto en el trabajo sino más en familia y amigos. Creo que es más probable que un latino asesine o se suicide por amor que por trabajo. Pero se ve en este estudio que el suicidio es muy cultural y varía mucho de país a país. En otros países, especialmente en Alemania, algunos emprendedores sí consideran el suicidio como una opción ante el fracaso. La peor situación son países en los que el fracaso está mal visto y el trabajo lleva como un código de honor en la que la persona comunica su identidad a través del trabajo. Japón es otro.

Mi opinión es que todos los emprendedores tenemos que saber que podemos fracasar cuando empezamos algo y prepararnos para una posible derrota sin dejar de querer triunfar nunca. Suicidio nunca. Hay que tomar los fracasos como lecciones de la vida, y probar, probar, probar hasta que salimos adelante.