Acabo de cenar en Miami con un amigo a quien uno de sus inversores está tratando de echarlo de la empresa que fundó aliándose con su número dos. Pero no les está saliendo la jugada, pues el número dos conoce sus limitaciones y sabe el valor que tiene mi amigo emprendedor en la empresa. Además los otros inversores no lo siguen.

Pero lo curioso es que el caso de mi amigo es muy común. A mi me pasó también en Viatel en 1997, cuando mi número dos, Mahoney, se alió con mis inversores y me despidieron. Y en Fon casi me ocurrió lo mismo, mi número dos trató de juntarse con mis inversores, pero en este caso el tema no prosperó y se tuvo que ir el. Lo comento porque en la historia de los start ups este tema ocurre mucho. Es como ese fenómeno Freudiano llamado la envidia del pene pero aplicado a la nueva empresa, un ambiente en el que en general sobran los hombres y por ende los penes. Pero no es solo la envidia o el deseo de ocupar el sitio del número uno que tiene el número dos, sino que también está el tema de los inversores que se quieren quedar con las acciones del número uno. Y por último está el tema de que en general los start ups tienen a un visionario, el fundador, y otro que ejecuta, el número dos, este equipo funciona bien hasta que el número dos empieza a creer que «aquí lo hago todo yo». Es ahí que se produce el momento de peligro para el fundador.

Aclaro que no creo que siempre que ocurra esto la víctima sea el emprendedor. A veces los fundadores de las empresas, los emprendedores, no se dan cuenta de que la empresa creció y que su manera de hacer las cosas, la de crear e improvisar típica del emprendedor, no funciona más. Yo creo que en Viatel, por ejemplo, mi tarea estaba ya cumplida luego de 7 años de trabajo y que Mahoney, una persona más del día a día, era necesario. Pero en el caso de Fon, por ejemplo, no era así ni tampoco lo es en el caso, que no puedo detallar, que traté esta noche.

Pero mi consejo a los nuevos emprendedores es que siempre tengan cuidado a esa posible alianza entre sus inversores y sus número dos porque es una jugada muy típica en el mundo de los start ups que ha dejado a bastantes fundadores afuera de la empresa.

Aprovecho para enseñar fotos de Miami.