En estos momentos donde los déficits en Europa y USA son tan grandes, una posible solución que podría abordar el déficit, las emisiones de CO2 y la independencia energética sería la siguiente.

Cada país debería anunciar que sea cual sea el precio del barril de crudo durante la próxima década, los consumidores pagarán por la gasolina/diesel ese valor más un incremento del 10% cada año, y esos ingresos irían destinados a pagar el déficit.

Esta medida provocaría una reducción del precio del crudo, ya que los consumidores sabrían de antemano que los precios van a incrementarse año a año y comprarían coches con menor consumo. Como inversor en el sector de las energías renovables (Eolia, una de las mayores empresas españolas de energía alternativa, comenzó en mi holding) sé que los escenarios donde los precios son confusos acaban por destruir este tipo de proyectos. Una medida que aportase claridad al coste de la gasolina, también daría claridad a otras formas de energía.

Con esta medida el gobierno no solo tendría el beneficio adicional de ese 10 % anual, sino que también podría obtener grandes ingresos con la diferencia entre los precios del combustible y la caídas de los precios del crudo.

Y no, esta medida no provocará inflación, sino que obligará a los fabricantes de motores y a los consumidores a ser más eficientes. Es más, esto ya es el caso comparando la cantidad de energía que se requiere por cada unidad del PIB en Japón y USA. O comparando esto entre Dinamarca y USA, o Europa en general y USA.

Una medida de este tipo puede facilitar las condiciones para el desarrollo del coche eléctrico, que no saldrá de los laboratorios hasta conocer con certeza los costes para la energía a los que nos tendremos que enfrentar en el futuro.

Y esto hará del mundo un mejor lugar.