La creatividad, o la capacidad de generar ideas originales y ejecutables, es un atributo muy valioso en el mercado. Es por esto que la decisión para la gente creativa sobre cómo “vender” esta creatividad es muy importante. Si bien no siempre podemos optar (porque hay coyunturas personales, económicas y hasta políticas que pueden influir), hay básicamente dos opciones: vendemos nuestra capacidad por un sueldo o la utilizamos para abrirnos paso como emprendedores. Desde mi punto de vista, el aspecto más importante de esta decisión refiere al control sobre el desarrollo de nuestras ideas. Para explicar mi punto, pongo el ejemplo de mi padre, Carlos Manuel Varsavsky y la empresa Aluar, en la que su idea generó miles de millones de dólares de valor que el no cobró y cómo su experiencia influenció mi educación.
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