Cala di Volpe es una bahía hermosa en Cerdeña, Italia, concurrida por grandes barcos. Formentor es una bahía hermosa concurrida por grandes barcos en Mallorca, España. Cala di Volpe está protegida y no te dejan anclar. Te proveen en cambio de un servicio de boyas. En Formentor es exactamente igual, salvo que en Cala di Volpe nos cobraron 360 euros por atarnos a una boya. En Formentor nos dieron el servicio gratis. Para colmo en Cala di Volpe la lancha que nos ayudó a amarrar a la boya no nos dijo que cobraban hasta el otro dia, todo al mejor estilo furbo italiano. Y esto no es lo único que nos pasó en Italia. Nos sentamos en el Bar Sole, en Porto Cervo, y nos cobraron 50 euros por un agua mineral. Después me explicaron que nos habíamos sentado en la zona VIP del bar. El bar era un bar con mesitas en una plaza, no era una disco, no tenían música en vivo, sólo una zona para «víctimas».

Hace 20 años el italiano promedio vivía mucho mejor que el mallorquín promedio. Ahora el mallorquín promedio le ha superado. En mi opinión el éxito de los mallorquines consiste simplemente en ser honestos. Cuando tu competencia cobra 50 euros por aguas minerales y 360 por atarte a una boya, crear un ambiente en el que el turista no se siente timado ya es una gran ventaja comparativa. Y ni hablar de destinos como Marruecos o Turquia, donde los turistas son frecuentemente vistos como víctimas para currar (currar en el sentido argentino de la palabra: estafar). En Istanbul fuimos a un restaurante y al llegar la cuenta nos querian cobrar 150 euros por persona por una cena normalita. Me quejo y les digo que esa cena no vale 150 euros por persona. Me dice «¿cuánto vale?. Le digo, «no más de 50». Me dice, «de acuerdo, págueme 50 por persona». Vaya menú.

La foto está hecha con el Blackberry y es de los simpáticos mallorquines que nos ayudaron a atarnos a la boya y no nos cobraron nada. Quiero agradecerles especialmente.