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Soy padre de 6 hijos, no soy psicólogo y lo que voy a relatar es puramente mi experiencia personal. Es decir: lo que viví con mis 3 hijos mayores y lo que vi que le ocurría a mi ahijado y a los hijos pre adolescentes de mis amigos. Empiezo por la conclusión: me engañaron. Durante toda la infancia de mis hijos me advirtieron que lo peor serían los 15, y quizás por eso bajé la guardia como padre y no me di cuenta que de lejos los peores años son los 11 y los 12. Ahora que mis tres chicos mayores pasaron esta edad voy a contarle a todos los que tengan chicos más chicos que estén preparados porque la cosa se pone muy difícil a los 11 años, cuando menos lo esperamos.

Si por mí fuera, yo llamaría adolescencia al período entre los 10 y los 12 y el resto lo trataría como post- adolescencia. No porque sean ya adolescencia sino porque los 11 y 12 tendrían que tener la reputación que tiene hoy la adolescencia. Tal como está la cosa, este período de grandes dificultades se llama actualmente “pre adolescencia” o “pubertad” y comprende de los 9 a los 12 años de edad en las mujeres y de los 10 a los 13 años en los varones (que salvo en morirnos somos en general un poco atrasados en todo). Y aunque a la pubertad nos la venden como un período de preparación para la gran tormenta de la adolescencia mi experiencia es que es la pubertad misma la tormenta.

Según los especialistas, lo que sucede durante la pubertad es que no sólo los padres no nos damos bien cuenta de los cambios que comienzan a ocurrir en nuestros hijos sino que los propios chicos empiezan a sentirse muy incómodos consigo mismos. No son chicos, pero no están sexualmente desarrollados. Sufren de altibajos emocionales; ya sea en forma de berrinches, estallidos de llanto, épocas de insomnio, descuidos, expresiones de aburrimiento o susceptibilidad que por lo que yo vi, se van más adelante cuando se desarrollan sexualmente y empiezan a hacer vida de pareja.

La pubertad desencadena una serie de nuevos desafíos, tanto para ellos como para nosotros, que somos los destinatarios directos de la nueva rebeldía y búsqueda de independencia. Porque lo cierto es que las cosas cambian y se renegocian temas importantes. En la casa, por ejemplo, empiezan a redefinirse (y hay conflictos) en relación con sus hermanos, padres, y otros familiares; comienzan a demostrar nuevos intereses; y piden más libertades y privilegios pero son muy chicos para recibirlos. En general, se resisten a cumplir horarios, se oponen a las tareas que no sean novedosas o agradables, y más que nada se aburren y uno no sabe qué hacer para sacarlos de ese estancamiento. Es notable como en poco tiempo esos chicos que encontraban todo tan interesante, que eran capaces de ver una peli de Pixar 50 veces siempre con entusiasmo en la pubertad de quejan constantemente del aburrimiento.  

En la escuela, por otro lado, el ambiente no es menos estresante. Las materias escolares se hacen cada vez más complicadas pero la motivación por los estudios puede verse afectada por otros intereses. Muchos chicos prefieren compartir un buen rato con los amigos (de los que se vuelven muchas veces dependientes) que aplicarse con las tareas. En general, parece que son mucho más infelices que los mismos adolescentes porque “quieren pero no pueden”. Muchos comienzan a experimentar con el tabaco, alcohol o drogas y otros dan sus primeros pasos o tropiezos en el terreno amoroso, ya que al no estar desarrollados todo es bastante frustrante. Los preadolescentes, por ejemplo, crecen en una sociedad en los que se les habla del sexo todo el tiempo pero no están listos para vivirlo.

La pubertad es una etapa complicada y muchas veces frustrante. No sabemos cuándo acercarnos, cuándo opinar, cuándo ayudar. Frecuentemente estamos en falta y haciendo malabares entre la autoridad y la comprensión mientras que vemos cambiar a nuestros hijos semana a semana. Tanto nos cuesta que se ha demostrado que un número significativo de padres dice experimentar mayores niveles de conflicto e insatisfacción marital, menor autoestima, mayor depresión y ansiedad y menor satisfacción con el trabajo, la familia y la vida que durante la infancia de sus hijos. En mi caso, al menos, cada uno de mis hijos preadolescentes se transformó en su momento en uno de mis principales problemas. No sabía como ayudarles y sufría con ellos, mientas que las dificultades empresariales pasaban a segundo plano.

He pensado bastante en por qué me «engañaron» con el tema de la pubertad y la adolescencia y creo que tengo una idea. Quizás no me engañaron sino que tanto yo como mi ex esposa, madre de mis tres hijos mayores, somos padres permisivos con los adolescentes pero no con los preadolescentes (¡no creo que nadie realmente lo pueda ser porque son muy chicos!). Al terminar la preadolescencia y crecer nosotros les dimos la libertad que ellos buscaban (sus primeras salidas solos al cine, etc) y ellos vieron en la adolescencia el comienzo de una gran oportunidad para pasárselo genial.  Esa libertad – aunque duela a los padres – les da mucha seguridad. 

Quizás los padres que dicen que tienen los problemas más grandes con los hijos adolescentes son los que se niegan a entender que todos los adolescentes quieren tener relaciones sexuales, quieren libertad, quieren probar alcohol, tabaco y otras drogas, quieren «comerse el mundo». Son en realidad estos padres los que le hacen la guerra al adolescente (si, creo que son los padres que le hacen la guerra a los hijos y no al revés). Yo, por el contrario pienso que en esa etapa no se puede luchar contra el instinto y que hay que dejarles probar, ensayar y disfrutar su libertad. Por lo menos no ser hipocritas, recordar lo que hicimos nosotros entre los 15 y 17 y dejarles hacer lo mismo.

Para mí, cuando llegan los 15 el tema es este: tuvimos 15 años para prepararlos, ahora hay quitarles el chaleco y ver si nadan solos. Mi experiencia es que se las arreglan muy bien. Mucho mejor que en la pubertad.

Sigue a Martin Varsavsky en Twitter: twitter.com/martinvars

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Carmen en agosto 15, 2007  · 

Te compadezco, recuerdo esa época de mi hija como muy estresante, yo llegaba más de un dia al trabajo con ganas de llorar de las discusiones diarias que teniamos. Pero como todo, se acabó a los 14-15 cuando empezó a salir con chicos y en pandilla y le empecé a dar algo de libertad. Suerte!

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ANA en agosto 15, 2007  · 

Si hubiesen tenido un hijo con problemas NO SE HARIAN TANTOS PROBLEMAS.
Aún así ,los calificados con problemas por sus desentendimientos con la sociedad moderna SON TAN BUENOS QUE NO SON PROBLEMA.
BENDITO SEA DIOS (como cada RELIGIÓN lo llame o aún la inteligencia superior de los agnosticos)POR LOS PROBLEMAS QUE DAN LOS HIJOS.

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Augusto en agosto 16, 2007  · 

Creo también que gran parte de lo que dices, que por cierto es muy revelador, se genera también por los tiempos que estamos viviendo. Que recuerde, cuando era pre puber o pre adolescente, no tenía las reacciones, ni pensaba las mismas cosas que mi hija de 7 años. ¡¿Qué me espera cuando cumpla los 11?!

Saludos

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El Bambi en agosto 16, 2007  · 

Disiento de tu último párrafo. Si no se puede luchar contra el instinto ¿para qué tenemos la cabeza? Si no se pudiera luchar contra el instinto, el mundo sería muchísimo más violento y las leyes no serían respetadas en ningún lado.

Yo creo que a los adolescentes no se les puede dar libertad completa, y tampoco se les puede prohibir todo. Como siempre, la clave es el equilibrio. Fácil es decirlo, difícil lograrlo, pero conozco casos de adolescentes que son felices sin necesidad de probarlo todo o seguir todos sus instintos.

Uno es padre toda la vida y debe acompañar a su hijo lo mejor posible, pero tirar la toalla a los 15 años del hijo no me parece la mejor opción, toda vez que ellos con sus desafíos y sus reclamos también están pidiendo límites sin decirlo. Igual que el bebé que aprende a caminar y desafía los peligros de treparse o saltar sin equilibrio.

No creo que sea un buen mensaje para el hijo dejarles probar todo, porque ellos toman modelos de sus padres, y si sus padres les explican por qué hay algo que está mal o no les conviene, es posible que ellos entonces no quieran seguir su instinto así nomás. Más que prohibiciones o silencios, me parece que lo mejor es darles criterios racionales para que ellos elijan. El mensaje sería: «Yo pienso así, así y así, y me gustaría que entendieras por qué y estuvieras de acuerdo conmigo, pero si no estás de acuerdo te quiero igual».

Mis padres me pusieron límites en muchas cosas, y en ese momento no los entendí pero hoy se los agradezco.

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Galleguayo en agosto 16, 2007  · 

Mi hijo tiene 11.

Respeta mucho las normas, sobre todo, las familiares, lo que le permite vivir y disfrutar de sus cuotas de Libertad, pero también le ayuda a sentirse protegido.

Para él, el Mundo es simple, en nuestra familia las palabras claves son: Verdad y Respeto.
La verdad ante todo, ya sea para lo bueno como para lo malo. Y siempre, respetando a los demás, en el más amplio sentido de la palabra.

Todos los uruguayos tenemos un legado histórico que le transmitimos a nuestros hijos:- «Con Libertad, no ofendo, ni temo…»

Unha aperta.

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Curioso en agosto 16, 2007  · 

Al leer este post me estoy preguntando… ¿tú no podrías adoptarme? 😉 Dentro de poco cumplo 24, tengo un IQ de 140 y estoy absolutamente desmotivado.
(Había que intentarlo :))

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Gustavo Puy en agosto 16, 2007  · 

Que interesante experiencia Martín. No soy padre, pero trabajo con adolescentes y pre y veo permanentemente sus contrariedades que, sin dudas, también las veo directa o indirectamente relacionadas al destiempo que se produce entre los deseos sexuales que surgen de golpe y producen terrible confusión en un momento en el que el desarrollo físico y emocional aun no acompañan. Estudié psicología 5 años, no soy psi, pero me animo a decir que cualquier receta sobre como educar a un pre-puber será en vano. Respecto de la observación sobre si el instinto lo puede todo o no, quizas es una buena ocasión para reflexionar sobre nuestros modelos de pensamiento. Quizas separar razon de instinto o cuerpo de alma, no sea lo mas acertado para responder todas nuestras cuestiones. Quizas la mente no es algo separado de todo lo demás, quizas es también el resultado de una programación biológica también.

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Colu en agosto 16, 2007  · 

Martín,

Super interesante tu post, como de costumbre.

Una consulta, ¿Tús hijos del matrimonio anterior viven con vos y no con la madre?

Saludos,

Diego

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Alejandro en agosto 16, 2007  · 

Incluso si les dejas a los 12 años muchos chicos y chicas son capaces de arreglarselas muy bien. Pero lo mas importante y lo que no comprenden los padres es que hay que comportarse con los hijos como si fueras un amigo pero monstrandote autoritario, la cosa es complicada, pero es facilitarles la libertad sin que se den cuenta, ya que si se la regalas perdera el valor que ellos necesitan, que es ganar su primeras guerras.

alejandroperez

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fabiolo en agosto 16, 2007  · 

Martín ¿no es eso lo que históricamente llamamos la «edad del pavo»?. Lo que sucede es que si antes entrábamos en esa «época» a los 14 o 15 años (o 16 o 17) ahora lo hacen a los 9 o 10 años, pero si bien los cambios sociales fueron rápidos en estas últimas décadas estos no se tradujeron aún en cambios físicos que los acompañen.

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zahorin en agosto 16, 2007  · 

Cada niño, o persona, es un mundo en sí mismo. Todos sabemos que, con la misma educación, cada uno muestra una actitud y resultados diferentes.
Lo que más me preocupa en la actualidad de los niños es el crecimiento del victimismo y los hijos tiranos en las casas donde no hay padres con el suficiente carácter para marcarles límites. Está creciendo como la espuma.
Cuando yo era niño la vida era mucho más dura y, sin embargo, éramos mucho más respetuosos con las normas sociales, nuestros padres, mayores, etc. Y creo firmemente que es mejor así. Eso no obsta para que considere también beneficioso un cierto grado de rebeldía necesaria en los niños y jóvenes para lidiar con su entorno y encontrar su puesto en la Sociedad.

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Martin Varsavsky en agosto 16, 2007  · 

Colu,

Viven 1/3 conmigo 2/3 su madre.

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Martin Varsavsky en agosto 16, 2007  · 

Curioso,

A los 24 dejate «adoptar» por una buena tía….

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Fernando López de Ayala en agosto 16, 2007  · 

#13

Curioso,

A los 24 déjese adoptar por una «tía buena», en vez de hacerlo por una «buena tía».

Siga mi consejo y no el de Varsavsky, y sin duda alguna, lo pasará mucho mejor…

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Joan en agosto 16, 2007  · 

Jo considero que no hay edades mejores o peores, importantes o no. Los niños desde que nacen hay que educarles y guiarles según sus capacidades. Es normal que los padres quieran protegerlos y que no cometan los errores que ellos han cometido. Mi hijo tiene 10 meses y al intentar dar sus primeros pasos lo protegemos para que no se caiga. Pero los padres tenemos que comprender que de los errores se aprende más de los aciertos y debemos dejar margen a nuestros hijos para que aprendan de sus errores, anque aveces duela verlos sufrir.
El problema de la adolescencia es que se hace duro para los padres y a las personas que rodean a estos chicos que todo lo cuestionan y que su actitud, aveces nos sacan de nuestras casillas. Tambien debe ser complicado, despues de tantos años de cuidado y atención, que dejas de ser imprescindible para ellos y que ansian libertad para volar ellos solos.
Diria que la adolescencia es una etapa de aprendizaje tanto para los chicos, como para los apdres, que deben adaptarse al nuevo rol que les toca, el de ser vigilantes de sus hijos en la distancia y dejar que tropiezen, si han de tropezar, evitando claro está, que puedan cometer un error irremediable.

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alex en agosto 16, 2007  · 

Con diferencia, son mucho peor los 10 años que los 15!!!!!!!

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jaco en agosto 16, 2007  · 

Interesante el tema, pero no te parece que el hombre esta regido por la sexualidad, en contraposición a la mujer que está regida pr la maternidad…?

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Gisel en agosto 17, 2007  · 

Es verdad que no se puede luchar contra el instinto, y es cierto que hay que confiar en los años que tuvimos para enseñarles la vida, pero como debe costar dejarlos en libertad, no?. Leyendo tu articulo solo pense en que me quedan 7 años de tranquilidad con mi hija de 4, y con razon la gente dice: hijo chico: problema chico. Hijo grande: problema grande!
Un saludo.

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Sergio en agosto 19, 2007  · 

Este mismo sábado hablamos de la «adolescencia» con algunos amigos. El gran tema gran con el tema es que esta «etapa» es absolutamente cultural, la única indicación cierta que distingue una etapa A de una B es el desarrollo físico-sexual. Cómo se manifiesta la adolescencia, por cuánto se extiende, etc, etc depende de sociedad-tiempo-espacio. En mi caso, tarumático es ver a tus hijos sin comida, sanidad o techo los desacomodos conductuales de lso 11 los podemos arreglar. Salu2

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Javier Capitán en agosto 24, 2007  · 

Tengo la impresión de que ese periodo de la vida ahra es un poco más difícil que hace unos años. Además de que la sociedad se ha hecho más compleja, mi sensación es que la maduración personal sigue los mismos ritmos que antes, que cuando los que estamos ahora en los cuarenta tenía de 11 a 17 años. Sin embargo, lo que ha cambiado radicalmente es el acceso a la información. Los chavales ahora reciben muchísima más información que nosotros, a través del cine y la televisión, a través de la red, en la medida en que todos tienen una ventana desde la que se ve no la calle, como nos sucedía a nosotros, sino el mundo entero. Por tanto lo que se produce es una especie de choque entre lo que se recibe y lo que la madurez personal permite procesar y asimilar.

Igual es una teoría extraña, pero puede que sea un factor más que nos permita entender algunos procesos de los que observamos en nuestros hijos.

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mayerli alonso en octubre 26, 2007  · 

quisiera saber como explicar mi proyecto sobre la sexulidad en los niños pero para ello necesito un marco referencial el cual me explique como hacerlo y tambien conocer la sexulidad de los niños entre los 8-11 años de edad nesecito tu ayuda

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Felipe en julio 19, 2008  · 

Encontré esta página donde enseñan como guiar esta etapa, permitiendo la libertad y dirigiendo con el ejemplo: http://es.catholic.net/familiayvida/158/154/articulo.php?id=6860

Algunas frases del artículo son:
«Lo que mandemos ha de ser razonable. Y si es posible, que también lo parezca.»

«Porque hay padres que, por afanes de libertad, no educan; y otros que, por afanes educativos, no respetan la libertad. Y ambos extremos son igualmente equivocados».

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