Cuando era chico e iba al colegio Nicolás Avellaneda, una profesora de inglés, «la Tachini», nos contó que los argentinos en el extranjero escuchan un tango y lloran. Mi reacción en ese entonces, con mis 15 años, fue pensar que «la Tachini» estaba en la luna (en esa época se viajaba a la luna). Bueno, me equivoqué, anoche iba manejando por Palma de Mallorca y pasando estaciones de radio caigo en una que ponían una milonga conocida… ¡Y lloré! ¡Tenía razón la Tachini!