Lo que siguen son fotos sacadas durante la cena que nos sirvieron esta noche en Seryna, un restaurante en Roppongi, Tokio . La cena fue al estilo Teppanyaki y durante la misma vi que si nosotros en Occidente tenemos el concepto de un «gran finale», los japoneses tienen el concepto opuesto. La cena empieza con las langostas y termina con una sopita.

Curiosidades: mis huéspedes japoneses me contaron que meter el arroz en la sopa está muy mal visto en Japón (¿y la sopa de arroz? pensaba yo). Las langostas estaban vivas y se movían cuando las metieron en la plancha y el horror de su muerte agónica duró solo hasta que nos presentaron los pedacitos cocinados de langosta en un plato. Ahí nos las comimos con placer. Para la carne la opción era lomo o bife (como se diría en mi país natal) o solomillo y filete (como se diría en mi país adoptivo). Elegí bife y resultó ser un bombón de chocolate disfrazado de bife. Tierno, jugoso, pero casi empalagoso de lo bueno. Entre las langostas y el bife nos dieron choclo (maiz). Nunca vi cortar un choclo con tanta precisión, la mitad de arte de los japoneses es el cocinero, la otra los cuchillos tan afilados que tienen.

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