La economía mundial ha sido testigo de cambios drásticos en las últimas décadas marcados por el declive de la importancia de la economía norteamericana y europea y el surgimiento de nuevos rivales como China y Rusia. A medida que estas dos potencias emergen, han buscado diversificar sus alianzas geopolíticas y económicas, alejándose de las democracias y acercándose entre ellas en una alianza cada vez más complementaria.


Economías Complementarias

  
China, con su población de 1,400 millones y una tasa de crecimiento promedio del 9% en las últimas décadas, se ha convertido en el principal motor de la economía mundial. Su gran demanda de recursos naturales para alimentar su creciente economía la hace dependiente de las importaciones de petróleo y gas, donde Rusia, rica en estos recursos, juega un papel vital. Rusia aporta más del 15% de las importaciones de petróleo y casi el 30% del gas de China. Con la guerra de Ucrania y las sanciones occidentales, es muy probable que en el futuro casi todo el gas y petróleo ruso irán a China.  
Por otro lado, Rusia se beneficia de este intercambio al tener un mercado seguro para sus exportaciones de recursos naturales, que representan más del 60% de sus exportaciones totales. Esta interdependencia económica establece un fundamento sólido para una alianza estratégica entre las dos dictaduras.  Además Rusia es un gran exportador de trigo y otros cereales y China un gran importador de comida. En términos militares la vulnerabilidad de China pasa por cortar el estrecho de Ormuz y privarla de energía y un bloqueo naval para privarla de comida pero justamente al aliarse con Rusia tiene energía y comida garantizadas de una manera imposible de bloquear para occidente.


Ambiciones Geopolíticas  

 
China y Rusia también comparten intereses geopolíticos que fomentan su alianza. China ha reclamado Taiwán desde la revolución comunista de 1949 y Rusia ya invadió Ucrania en 2014, anexando Crimea y ahora está luchando desesperadamente para quedarse sino con toda Ucrania con una gran parte. Un precedente histórico es el pacto Molotov-Ribbentrop de 1939, en el que las dictaduras de Unión Soviética y la Alemania nazi acordaron la invasión conjunta de Polonia. Una alianza estratégica entre Rusia y China proporciona un respaldo mutuo a estas dictaduras en sus respectivas conquistas militares.


Liderazgos Fuertes y Autoritarios

  
Xi Jinping y Vladimir Putin, líderes de China y Rusia, respectivamente, se destacan por su autoritarismo. Ambos han luchado activamente contra las fuerzas democráticas en sus países y han trabajado para consolidar su propio poder. Bajo el mandato de Xi, China ha instaurado el mayor sistema de vigilancia masiva del mundo y Putin ha ejercido un control absoluto sobre los medios de comunicación rusos. 
En el contexto internacional, comparten una visión común de desafiar el modelo democrático occidental y demostrar que los sistemas autoritarios ofrecen estabilidad y crecimiento económico. Esta visión compartida, un gran peligro para occidente va a fomentar aún mas la formación de una estrecha alianza.


La Alianza Inevitable

  
El Occidente, liderado por Estados Unidos y la Unión Europea, ha intentado contrarrestar la creciente influencia de China y Rusia con sanciones y presiones diplomáticas. Sin embargo, estas medidas han tenido un éxito limitado y han llevado a China y Rusia a buscar más apoyo mutuo.  
En este escenario, la formación de una alianza más fuerte entre China y Rusia es inevitable. Una alianza de este tipo, entre dos potencias autoritarias y expansionistas, representaría un desafío geopolítico significativo para Occidente en las próximas décadas. Una nueva guerra que ha comenzado en Ucrania y que esperamos que occidente pueda contener. Rusia y China juntos hoy son rivales mucho más poderosos que Alemania y Japón durante la Segunda Guerra Mundial. La clave será no evitar la guerra porque esto ya no ha sido posible sino contenerla en la frontera de Ucrania y que no se expanda por otros países de Asia y Europa.