De vuelta en Madrid, me despierto, veo El País (ya he cancelado mi subscripción, así como la de todos los periódicos impresos, pero aún me llega) y leo un titular en la página 2 que dice «Nuevos Ataques Israelíes sobre Gaza». Y yo, que ya critiqué mucho en mi blog la reacción israelí a los ataques con misiles de Hamas, me preocupo. Me inquieto porque me parecería un error terrible por parte de Israel romper la tregua y seguir los ataques de manera unilateral.

Pero claro, me olvido que estoy leyendo El País, el periódico más anti israelí de España y, lamentablemente, aún el número uno. Y veo que el titular es falso e incoherente con el resto del artículo, en el que se puede leer en detalle que fue Hamas quien atacó en la frontera de Israel, mató a un soldado e hirió a otros tres y que, luego de eso, Israel atacó Gaza y mató a un palestino. Una respuesta por cierto moderada comparada con las anteriores que, desde mi punto de vista, fueron brutales e injustificadas.

Entonces me voy a la edición digital de El País para ver si hay una cobertura más amplia y veo que presenta la misma noticia de una manera más imparcial. Esto no me sorprende, ya lo he visto muchas veces. Es como que El País se dio cuenta que sus lectores más viejos que leen en papel aprecian más la noticia cargada de opinión mientras que la generación Internet quiere solo la noticia para luego dar ellos su opinión.

Creo que esta es una razón más para leer las noticias en Internet y no en papel. Los que hacen ediciones digitales saben que los lectores son mucho más críticos, que pueden responder, que pueden contrastar otras fuentes en segundos, que no son tan engañables, que quieren más información y menos opinión.

En El Mundo pasa lo mismo. Me comentaron que a Pedro J no lo dejan dirigir la edición digital que es mucho más objetiva y exitosa que la de papel justamente por tener opiniones tan fuertes.

¿Mi consejo? Abandonemos el papel, porque además de ayudar al medio ambiente vamos a recibir noticias más objetivas. Y si no lo son, por lo menos podemos decir nuestra opinión al respecton algo que el papel no permite.